Leyendas e Historia de Guadalajara

Es la historia de un vampiro y del árbol al cual ayudó a plantar. No era que le gustaran los jardines
precisamente pero, lo que sucedió es que hace mucho, mucho tiempo, él era tan aficionado a la sangre, que cometió
muchas barbaridades y aterró a la gente de Guadalajara. Sobre todo a quienes vivían por el rumbo de lo que ahora
es el Hospital Civil.
La cosa empezó cuando los señores del carretón de basura encontraron algunos perros muertos. Pero no eran
como cualquier perro muerto, por eso reportaron a las autoridades que los animales parecían no tener sangre en sus
cuerpos. El jefe de policía tomó nota y llegó a pensar que el culpable sería algún animal escapado de la barranca, mismo
que, seguramente aprovechaba la oscuridad nocturna para no ser visto.
Sin embargo a los pocos días, se reportó un grupo de gatos muertos por el mismo rumbo y en
condiciones iguales: sin gota de sangre.
Las autoridades agregaron una hoja más al reporte y sospecharon que algo extraño debía estar ocurriendo.
Pero todos se pusieron a temblar cuando aparecieron personas muertas y con señales de que su sangre había
sido chupada.
-Esto es grave –dijo el jefe de policía-, ¡es un vampiro!
Como si lo hubiese gritado desde las torres de la catedral, por toda la ciudad corrió la voz de que había un
vampiro suelto y hambriento.
LEYENDA DEL VAMPIRO

La leyenda de la casa de los perros
Esta leyenda tiene lugar en Guadalajara, México, a principios del siglo pasado. Habitaba cómodamente en la ciudad un rico comerciante de café, don Jesús Flores, quien era viudo hace desde hacía mucho y no tenía hijos. La soledad le pesaba, por lo que decidió buscar una nueva compañera. Amante de las mujeres jóvenes y bellas, empezó a cortejar a las hijas de una mujer viuda. La menor de éstas, de nombre Ana, aconsejada por su madre acerca de la conveniencia de desposar al acaudalado pretendiente, aceptó los requerimientos del señor Flores, y pronto hubo boda en Guadalajara. No mentimos si afirmamos que separaba a la pareja alrededor de medio siglo.
La niña Ana, ahora orgullosa esposa del señor Flores, pronto comenzó a exigir privilegios propios de su clase. Gastó una fortuna en decorar y amueblar la nueva casa, y agregó, en la parte superior, dos esculturas de perros que hizo traer de Nueva York. Desde entonces la morada fue conocida como la casa de los perros por los habitantes de la ciudad.
Todo marchaba, aparentemente, bien, pero es aquí donde comienza el misterio. El señor Flores, que deseaba ahora disfrutar de la paz de su nuevo hogar, había puesto al frente de sus negocios a un joven mayordomo, de nombre José Cuervo, quien llevaba adelante los intereses de su patrón. No pasó mucho tiempo antes de que en la ciudad se empezara a correr el rumor de que entre Ana y José, jóvenes de casi la misma edad, ocurrían amores ilícitos. Don Jesús Flores no parecía haberse enterado de la situación, o bien le restaba importancia. Nunca la sabremos a ciencia cierta, pues un día se anunció con consternación la inesperada muerte de de don Jesús.
Por supuesto, se intensificaron los rumores de los chismosos y hasta se habló de veneno y aun de maleficios, pero nada pudo probarse. Lo cierto es que escasos meses luego del deceso de Flores se anunciaba el nuevo enlace entre la señora Ana y José Cuervo.La ciudad se preparó, si bien con algo de escándalo, para una renovada fiesta.
O al menos esos eran los planes. Semanas antes del día fijado para la boda, extraños episodios comenzaron a ocurrir en la casa de los perros. Voces que parecían venir de ultratumba, luces extrañas, puertas que se cerraban y se abrían sin explicación; en fin, todo indicaba la presencia de un espíritu disgustado que no quería hacer sencilla la estadía de la pareja. No pudiendo soportarlo más, la señora Ana y José Cuervo huyeron de Guadalajara con rumbo incierto, llevándose apenas unas cuantas cosas que pudieron cargar en su equipaje. Se ignora si más tarde concretaron la boda o no.
En tanto, la casa de los perros quedó desocupada. Muchos pícaros intentaron hacerse fácilmente de un lugar lujoso donde vivir, pero a los pocos días salían corriendo espantados por la actividad paranormal. Las autoridades eclesiásticas tomaron cartas en el asunto y oficiaron misas para el descanso del alma de don Jesús Flores en el mausoleo donde había sido enterrado. Con el tiempo, los fenómenos sobrenaturales comenzaron a mermar, hasta finalmente desaparecer. Quizás el alma de don Jesús halló finalmente la paz eterna. Hoy día la casa de los perros es una conocida leyenda de Guadalajara y un moderno museo
LA CASA DE LOS PERROS

Cuenta la conseja popular que hace muchos años una niña llamada Inocencia, escuchaba atenta a sus compañeritas de la escuela platicar sobre su primera comunión; para ella esto era un sueño pues quería recibir el cuerpo de cristo. Un día llegó muy alegre a casa y le dijo a su padre que quería hacer su primera comunión; éste comenzó a golpearla de una manera inhumana prohibiéndole que se acercara a las personas que la querían convencer de ‘tal tontería’. […] Un día la monja que impartía el catecismo le extrañó escuchar rezos y cánticos fuera del lugar. Grande fue su sorpresa al encontrar a la niña hincada sobre el musgo haciendo oración. Conmovida, la invitó a que tomara las clases dentro de la casa. ‘Es mejor tener al bien aliado, que al mal’, le dijo la monja.
Llegado el gran día, varios niños vestidos de blanco y con vela en mano esperaban en la entrada de Catedral, entre ellos Inocencia luciendo un vestido de encajes que la monja le había conseguido. Por fin, Inocencia experimentó esa sensación de recibir el cuerpo de Cristo. Llena de alegría se dirigió a su casa para darle la noticia a su padre; al no encontrarlo en la sala, se encamino a la cocina y lo vio preparándose algo. Inocencia le dio la buena nueva y él, agachando la cabeza, se volteó velozmente y le clavo en el pecho un cuchillo. El señor huyó sin saberse su paradero, mientras los vecinos alertados por el grito que escucharon se arremolinaron alrededor del cuerpo de Inocencia. Por semejante suceso la trasladaron a la Catedral donde hasta hoy su cuerpo descansa en paz, siendo testigo mudo del amor profundo de una niña por la eucaristía.
SANTA INOCENCIA

Existió hace muchos años, junto al río San Juan de Dios (hoy Calzada Independencia) el convento de Santa María de Gracia. Una de sus largas paredes daba al callejón del ahorcado, conocido así por que ahí se colgó a un hombre acusado de adulterio. La recámara de las novicias del convento tenía una pequeña ventana con vista hacia ese callejón. Una noche las religiosas fueron despertadas por los gritos y cantos que se escuchaban afuera, cuando la maestra del noviciado se asomó por la ventana pudo ver en el callejón a un grupo de personas realizando un ritual satánico. Luego de que las monjas reportaran lo que vieron en el callejón, el gobierno descubrió que una de las casas cercanas al callejón era el punto de reunión para ese tipo de rituales; estaba decorada con grandes pinturas y altares en honor a Satanás.
La gente dejó de pasar por ahí pues se corrió el rumor de que el diablo aparecía en el callejón por las noches. Las personas que se atrevían a pasar por el callejón lo hacían rezando o con objetos religiosos en las manos. Era tan grande la fama del callejón que pronto pasó de ser “el callejón del ahorcado” a “el Rincón del Diablo”. Con el tiempo, el convento dejó de existir, la casa de los rituales satánicos pasó a convertirse en el edificio de la Secretaría de Turismo y el gobierno terminó por instalar en el callejón una fuente con estatuas de niños (fuente de los niños miones), que con su alma pura logran ahuyentar a los malos espíritus.
EL RINCON DEL DIABLO

Esta leyenda narra sobre la grave penitencia que tuvo que pagar un hombre acaudalado por prometer y no cumplir el pago de una “manda”.
Cuenta la leyenda que dicho hombre acaudalado, al verse aquejado por una grave enfermedad prometió al párroco y a viva voz ante el altar, terminar de construir la iglesia del pueblo de Mexicaltzingo, si se le concedía la salud.
Cuando su petición fue milagrosamente concedida, el hombre procedió a hacer grandes planes para su obra prometida, pero pronto los olvidó por la alegría de estar de nuevo en buena salud. Al paso de los años, el párroco murió y también el rico comerciante y la obra nunca se vio empezada. Cuenta la leyenda que luego del “novenario” de éste último, la gente del pueblo vio varias veces una pesada carreta fantasmal cargando rocas dirigirse a la iglesia y desaparecer dentro de ella.
La gente del pueblo interpretó esto como el alma del comerciante penando por pagar lo que no había hecho en vida.
LA CARRETA DE MEXICALTZINGO

El caso más conocido es el del “Anima sola“, que cuenta con múltiples versiones, llamada también Ánima Errante o la que camina sola. Pero mayormente aceptada como el Ánima del Calvario, leyenda iniciada en épocas de Cristo. Su origen y el acto que la condenada a penar por el mundo eternamente se menciona en un apartado que trata sobre la “Sed de Cristo” en las Sagradas Escrituras.
La primera de las versiones cuenta que en Jerusalén se acostumbraba que las mujeres dieran de beber agua a los sacrificados en la cruz. La joven que estuvo encomendada la tarde de Viernes Santo, solo dio agua a Dimas y Gestas (los dos ladrones que estaban junto a Cristo), pero se la negó a Jesús. Por esa razón se le condenó a sufrir la sed y el calor constante entre las llamas del Purgatorio, y desde entonces, el ánfora se vació y no podía llenarla, por lo que su trabajo no tenía fin.
Otra versión dice que Jesucristo iba camino al Monte Calvario, cargando la Cruz, cuando cayó frente a la casa de una mujer. Él le pidió agua para poder continuar, aunque ella sintió pena, temió más a las represalias y en vez de agua, le dio vinagre, provocando la risa de todos. Jesús la miró con compasión, pero la maldición le llegó desde el cielo en forma de rayo haciéndola arder, después San Miguel Arcángel le colocó unos grilletes con pesadas cadenas, condenándola a penar por la eternidad
En ambos casos esta Ánima Sola quedó maldita por siempre, su imagen aparece como una mujer joven de larga cabellera, encadenada y cubierta por las llamas del purgatorio, condenada a ser errante y atormentada.
Desde entonces algunos dicen que es una entidad maligna, otros creen que al ser un alma con tanto sufrimiento ya está purificada y por lo tanto tiene la capacidad de hacer milagros, por eso se le invoca tanto para el bien como para el mal. Los devotos le rezan y encienden luces para disminuir sus penas y con esto esperan algunos beneficios. Otros en cambio, la invocan con oraciones satánicas con intensión de perjudicar al prójimo.
Quienes piden al Anima Sola un favor deben cumplir su promesa al pie de la letra, tal cual lo ofrecieron si no, ella tomará venganza a través de un tenebroso encuentro. También puede aparecer ante aquellos que duden de su bondad, dejando a sus testigos sin habla durante días, incapaces de reponerse al susto de verla envuelta en llamas.
Los días del Ánima sola son especialmente el Viernes Santo y el día de Los Difuntos.
Es un cuadro con la imagen de un fraile que continua pagando en el purgatorio por la multitud de almas que El liberó del Purgatorio indebidamente al haberlos absuelto al final de su última misa. Su templo estaba justo frente al cementerio.
EL ANIMA SOLA

Esta es una de las leyendas urbanas más espeluznantes que circulan en la zona Metropolitana de Guadalajara entorno al honorable Hospicio Cabañas que le dio albergue durante años a niños en condición de calle.
Este reloj se encontraba ubicado en la fachada del hospicio el cual fue un gran atractivo no sólo para la edificación, si no también para la bella Perla Tapatía dado a que tiene la singularidad de que es uno de los primeros relojes instalados en la ciudad.
esta leyenda es conocida como el reloj de la muerte, y está consiste en que durante el tiempo que se mantuvo en funciones este reloj, alguien del personal del hospicio aparece un extraño fenómeno el cual es de que este reloj se paraba de la nada y luego de la misma manera volvió a funcionar sin la intervención de mano humana alguna. un día se dieron cuenta alguna de las monjas que cuidaban los niños de ese recinto que cuando el reloj se detenía, misteriosamente un niño morira.
Al ver que este fenómeno ocurrió varias veces, consideraron relacionar los fallecimientos de los infantiles con la interrupción esporádica del reloj, Así que creyeron que esté anunciaba la muerte de alguien dentro del hospicio. por ello en 1952 optaron por quitarlo y destruirlo.
EL RELOJ DE LA MUERTE

Por las ofrendas que recibe, la tumba del niño Ignacio Torres Altamirano es la más popular del Panteón de Belén. Su trágica historia está marcada por esos elementos sobrenaturales que enganchan a quienes la escuchan: en vida, Ignacio sufría por su temor a la oscuridad. No importa cuánto lo intentaba su madre, era imposible acallar su llanto. Para que durmiera tranquilo, los padres colocaban todas las noches antorchas para iluminar su habitación, pero una noche aciaga el viento las apagó. Con sus padres fuera de casa, el niño lloró y lloró hasta desfallecer y morir, se cree que de un infarto.
La historia sobrenatural empieza allí: al día siguiente de ser inhumado en el camposanto el ataúd amaneció fuera de la tierra. El personal del panteón culpó a saqueadores de tumbas y volvieron a enterrar el féretro. El día posterior de nuevo se encontraron con el ataúd fuera de la tierra. Con la misma idea de que eran profanadores de tumbas buscando objetos valiosos, los trabajadores del panteón enterraron una vez más al niño. Sucedió de nuevo. Y de nuevo.
Cuando la madre lo supo, de inmediato comentó el miedo a la oscuridad del niño: incluso después de muerto le aterraba al estar bajo tierra. La solución de los padres fue construir un ataúd externo con cemento y piedra para que ahí descansara su único hijo.
Las ofrendas que hasta el día de hoy se posan sobre la tumba son todo tipo de juguetes, muñecos, pelotas y carritos. La apariencia del féretro combina con esos juguetes, pues luce como una pequeña locomotora rodeada por cuatro torres en las que colocaban antorchas para iluminar la tumba.
LA TUMBA DE NACHITO

El Refugio fue un hospital y casa de ejercicios en San Pedro Tlaquepaque, ahora es sede del Museo de Premio Nacional de la Cerámica “Pantaleón Panduro”, de una escuela de artes plásticas y de oficinas del gobierno local. Lo edificó Fray Luis Argüello como nosocomio y lugar de retiro. Empezó a dar servicio con la ayuda de las monjas josefinas en las últimas dos décadas del siglo XIX.
Ahí cuenta la leyenda que una monja entró y no salió, ni se reincorporó a su convento. Las funciones como hospital de El Refugio terminaron en 1979 y todas las monjas se fueron, menos ella.
Han pasado los años, ya no es hospital, pero se dice la monja ahí sigue, se dice que en las noches silenciosas ella es el único ruido, deambulando por los pasillos a la mortecina luz de las lámparas.
Cuentan la leyenda de un médico que no creía en esas cosas y al conocer la leyenda de risa desternilló –la ciencia, colegas míos, no va con mitos ni cuentos-. Al decir esto, al tercer día algo pasó: se recostó en su camastro y le comentaba al amigo colega sus experiencias profesionales de ese día, cuando de repente cambió su semblante, se volvió pálido y desencajado, como si hubiera visto el diablo, con su índice apuntaba hacia el pasillo y en un supremo esfuerzo gritó: ¡La monja! ¡La monja viene hacia mi! Trató de incorporarse y no pudo.
Pasada la visión, que nunca se acercó hasta el médico, dijo al asustado amigo que vio una monjita de blanco sin pisar el suelo arrastrando una cadena que hacía un espantoso ruido con sus eslabones y aseveró que venía hacia él y cuando pudo ver su cara y distinguir las facciones, desapareció, se esfumó la imagen. El doctor sólo esa noche pasó en El Refugio, otro día pidió su cambio.
Según testimonios, hoy en día la monja sigue manifestándose de diversas maneras, desde sombras y murmullos hasta manifestaciones de su presencia.
LA MONJA DEL REFUGIO

El Hospital Civil de Guadalajara, Fray Antonio Alcalde uno de los más antiguos del País. La vida y la muerte están presentes en en su interior todos los días.
Sor Manuela Lozano Mendoza, llegó a trabajar a este hospital en el año de 1968. Fue tanta su dedicación y entrega por su trabajo que en solo dos años se convirtió en jefa de enfermeras de la institución. Sor Manuela dedicó 24 años de su vida al hospital y siempre se distinguió por ser servicial y por su constante actualización profesional. En marzo de 1994, Sor Manuela falleció víctima de cáncer.
Poco tiempo después de que Sor Manuela falleciera, varios pacientes comenzaron a compartir una historia parecida: por las noches, una monja muy amable había llegado a sus camas para revisarlos y atenderlos. Algunos pacientes incluso aseguran que hablaron con ella y que la monja se dedicó amablemente a cambiarles el suero y asistirlos.
LA MONJA DEL HOSPITAL CIVIL

Cuenta la leyenda que a mediados del siglo XX cuando creció la ciudad, y se hicieron necesarios los automóviles, que dando las 12 de la noche ningún vehículo se atrevía a pasar frente a la puerta principal del panteón de Mezquitan.
Este temor surgió porque cuentan los que saben o los que lo vieron, que en una ocasión una mujer parada a la puerta de este panteón pidió la parada a un taxi que pasaba por ahí a las 12 de la noche.
El taxista paró el vehículo, la mujer lo abordó y pidió la llevará a la iglesia de las capuchinas ubicada en las calles de Contreras Medellin y Juan Manuel.
Al llegar a dicho convento, la mujer se bajo del taxi y pidió al conductor le esperara para otro viaje, asegurándole que no se tardaría; después de 15 minutos aproximadamente, la mujer salió de la iglesia y subió al taxi, ya arriba pidió por favor al conductor la llevara al mismo lugar donde la había recogido, creyendo que no entendió la instrucción, pregunto a la mujer si quería que la llevara de regreso al panteón de Mezquitan, la mujer sólo asintió con la cabeza.
Extremadamente intrigado y algo asustado, el taxista se dirigió nuevamente al lugar donde había recogido a la señora de negro. Una vez que llegaron, la mujer se bajó del taxi y en lugar de dinero por pago del servicio, le dio al taxista un papel con la dirección y le dijo que no traía dinero, pero que por favor fuera al día siguiente a la dirección que le estaba dando y que ahí le pagarían, sin decir más y sin esperar respuesta del taxista, se encaminó al pórtico del panteón y ahí se desvaneció.
El conductor del taxi se quedó paralizado por unos instantes, después de los cuales salió a gran prisa de las cercanías del panteón y como pudo se dirigió a su casa.
Posteriormente al pasar los días el taxista buscó el domicilio que la mujer le había dado, bajó de su taxi y tocó, salió a su llamado una mujer a la cual le narro la historia, la mujer muy desconcertada le hizo muchas preguntas, acerca de la mujer, el taxista dando santo y seña mostró el papel que le habia dado la mujer.
La joven mujer se desmayo y al volver en si, le dijo que no había duda de que se trataba de su mamá a lo que el conductor dijo que no podría ser, ya que lucia sólo un poco mayor que ella y la supuesta hija dijo: lo que pasa es que mi madre murió hace mas de 10 años y era muy dada a pedir favores a Dios, ofreciendo mandas y ella supone que tal vez murió debiendo alguna y tenía que pagarla para que su alma descansara.
Le ofreció al taxista pagar sus servicios a lo que se negó, se alejó sin dejar de pensar que en su taxi había subido a una muerta.
LA DAMA DE MEZQUITÁN

En el panteón existe una tumba que sin duda es la que causa más extrañeza y de las más fotografiadas. Está en una cuchilla. Su forma de mezquita, la grandeza y la cúpula hecha con láminas de oro hacen que desde cualquier punto del lugar sea admirada. El lugar está resguardado como por dos serpientes.
Según historias que se cuentan, fue construida por un acaudalado musulmán que tenía cadenas de tiendas por toda la ciudad, sin embargo, con el paso de los años perdieron el dinero. Incluso se decía que ahí había un tesoro enterrado y que aquella persona que intentara sacarlo sería víctima de las dos serpientes.



