Desde sus inicios, con la devoción Guadalupana: “Los 22 años que van desde 1904 a 1926, es decir, desde la bendición del templo hasta la clausura del culto público, vivió esta Capellanía una edad de oro nunca igualada”, 
l 2 de octubre, y el Novenario a Nuestra Señora de Guadalupe: “Éste se celebraba fastuosamente, al grado de que debe incluirse este templo, y el culto que en él se dio, a la piedad Guadalupana de los tapatíos”.

La imagen de la Virgen Morena ocupa un lugar de honor en el retablo: “Aparece nimbada de gloria, como Reina de los Ángeles, figuras hechas en finos relieves de estuco que portan atributos marianos: la Azucena, el Espejo de la Sabiduría, la Casa de Oro y la Escala de Jacob”. De hecho, según los datos recabados del Archivo Histórico de la Arquidiócesis por el mencionado Padre De Híjar, en el año de 1917 el Capellán a cargo se mostró admirado por el esplendor de las Fiestas a La Guadalupana, pues eran deslumbrantes. Simplemente, aquel año comulgaron más de setecientos fieles.